En estos tiempos extraños de demagogia infinita, de falsas dicotomía y manipulación, está últimamente de moda hablar de la libertad.
Se hace en un contexto en el que no hay verdaderos debates sino cada vez más manipulación e infantilización-vulgarización de los conceptos. El pueblo pasa a ser cada vez más un espectador en vez de actor de la propia vida.
Os transcribo a continuación tres párrafos pertenecientes a Karl Jaspers, un pensador del siglo XX muy preocupado por el asunto de la libertad. Es una reflexión breve pero intensa sobre la libertad y el conocimiento:
"La libertad es la victoria aplicada sobre el arbitrio. Pues la libertad coincide con la necesidad de la verdad. Cuando soy libre, no quiero tal cosa o la otra porque la quiero, sino porque me ha persuadido de que es justo. Lo que exige la libertad no es que actúe arbitrariamente, o por obediencia ciega, o bajo cualquier coacción exterior, sino después de haberse asegurado uno mismo, después de una certeza. De ahí viene la exigencia de experimentar las cosas por sí mismo, de tender a realizaciones inmediatas, de alimentar su querer en sus propias fuentes, vinculándose firmemente a la fuente de todas las cosas. Pero me equivoco con facilidad. Una simple opinión no es todavía certeza. El arbitrio se impone de nuevo cuando quiero imponer una opinión pretendiendo que toda opinión es válida desde el momento que alguien la defiende. La conquista de la certeza, por el contrario - la libertad -, exige que las opiniones vulgares se superen."
"Esta victoria se cumple por los vínculos que, como individuos, nos imponemos en nuestras relaciones con los otros. La libertad no se realiza sino en la comunidad de todos. No se puede ser libre sino en la medida en que todos lo son."
"Saber hace libre. Espiritualmente, lo que es decisivo no es la libertad exterior que procura, en dominios limitados, el señorío de la ciencia sobre las ciencias naturales. Lo que es decisivo es la libertad interior. Esta reside ya en el hecho de que, cuando veo claro ceso de depender por completo de una realidad exterior, pero no se completa sino en un acuerdo amoroso con la realidad. Él es el que constituye el fin del saber".
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