¿Qué es más importante?
¿El qué o el Cómo?
Es decir, ¿las metas o los sistemas?
¿Cuál es la diferencia entre ambas?
Si tu objetivo es sacar un 8,5 en el próximo examen, tienes una meta.
Si para conseguir ese 8,5 planificas tu tiempo, adoptas un método de estudio, investigas cómo aprender de otros, tomas apuntes de una forma determinada y planificas tus repasos, tienes un sistema.
Si montas un negocio y el primer año quieres facturar 100.000 €, tienes una meta.
Si para conseguir esos 100000 € haces un estudio de marcado, creas un proceso de trabajo, seleccionas cuidadosamente a tus trabajadores, creas un producto de calidad, un sistema de marketing, etc. tienes un sistema.
Si quieres escribir un libro en los próximos 3 meses, tienes una meta.
Si para conseguirlo creas un “objetivo de producción mínimo”, por ejemplo, escribir 5000 palabras al día, tienes un sistema.
Después de analizar los ejemplos, ¿Cuál dirías que es más importante, el sistema o la meta? Yo te diría, sin ligar a dudas, que el sistema. De hecho, a veces el sistema no lleva a conseguir metas sin necesidad de haberlas planteado.
Brian Tracy decía en muchos de sus libros frases como “el éxito es metas. Todo lo demás es hablar por hablar”. Creo que es una frase tremendamente incompleta. La meta nos da dirección y quizá en algunos casos, sentido. Pero de nada sirve plantearnos metas si no trazamos un plan para llegar a ellas.
De hecho, la verdadera meta es el plan, o sea, el sistema. Es algo así como preguntarse “Vale, ya sé dónde quiero llegar, pero ¿cómo se va?”. Sin saber cómo, es difícil siquiera empezar. El sistema no sólo nos da el sentido de lo que tenemos que hacer día a día, sino que está muy relacionado con la habilidad de poder acabar las cosas. Tener un método de trabajo posibilita acabar. Lo demás sí que es hablar por hablar.
La única manera de llegar a una meta es volverse cada vez mejor en el desempeño de una habilidad o trabajo. Y eso sólo te lo puede dar tener un sistema de trabajo. Olvídate de estar pensando cada mes, cada semana o cada día en las metas que quieres conseguir. Mejor enfócate en crear sistemas de trabajo cada vez mejores. El gasto de energía debería repartirse así, según la ley de Pareto: 20% (como mucho) en pensar en metas, 80% en diseñar sistemas.
Los sistemas traen metas cumplidas. Al revés no funciona. El tener metas, visiones, sueños por sí solos no crean nada. Huye de quien te diga lo contrario. Sólo te está vendiendo humo. La meta nos puede dar dirección, impulso y una primera motivación, pero todo esto se difumina en un parpadeo si no diseñas sistemas.
El éxito depende de muchas cosas, no todas controlables. Huye también de quien te diga lo contrario. Pero, en lo que sí podemos controlar, hay una gran diferencia entre quien suele conseguir cosas y quien no. Los que sí, seguro que tenían buenos sistemas, y pasaron tiempo diseñando sistemas y siguiendo el sistema. No hay otra manera.
¿Quieres saber más acerca de cómo aprender buenos sistemas?
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